Cuando hacemos una pausa para pensar en ello, nuestra vida diaria es solo una serie de hábitos.
Algunos hábitos son conscientes e intencionales, otros simplemente parecen suceder. Un ejemplo perfecto sería: cuando entramos a Facebook “solo por un minuto” y nos damos cuenta, que con el clic de comienzo, que todavía estamos desplazándonos una hora después. Esos sesenta segundos que decidimos darle a Facebook fácilmente se extendieron a sesenta minutos porque no fuimos intencionales. (La intención, por cierto, solo nos lleva hasta cierto punto).
La misma falta de intencionalidad puede obstaculizar el desarrollo del diario “hábito de Dios”. Si no establecemos un límite para el tiempo diario con Dios (ya sea en oración, lectura de la Biblia, escuchar podcasts cristianos u otros), el sol saldrá y se pondrá sin que le demos ni un minuto de nuestro enfoque. Usualmente, adoptamos un hábito sin tiempo para Dios. No hay nada positivo en eso. Vaya, Dios, que pena contigo.
¡Ahora Analizemos esta idea!
Durante más de 50 años, el Ministerio de Josh McDowell ha llevado a los buscadores a un conocimiento más profundo de la verdad y el poder de Dios. Les ofrecemos nuestros conocimientos acumulados e investigaciones (Página en inglés), para ayudarlos a encontrar la verdad y el aliento para vivir una vida sana y completa en Cristo.
El por qué y la recompensa del hábito
Uno de los mejores libros de negocios que he leído últimamente, escrito por el entrenador de desarrollo superestrella Brendon Burchard, se titula Hábitos de Alto Rendimiento: cómo personas extraordinarias se vuelven así (High Performance Habits: How Extraordinary People Become That Way). No creo que sea una exageración sugerir que podemos aplicar niveles de esfuerzo de Brendon – de “aficionado” a “persona de alto desempeño” – en nuestro diario caminar cristiano.
La verdad es que nuestra madurez en Cristo se construye mediante el hábito. El cristianismo no se trata de sentarnos en un banco de la iglesia durante una hora a la semana para escuchar un sermón de 20 minutos. Se trata de los hábitos diarios que construyen nuestra vida en torno a las enseñanzas de Jesús. Los hábitos que le permiten ser el Señor de nuestra vida.
Entonces, ¿cómo creamos hábitos que nos mueven de aficionados a los de alto rendimiento, de modo que estemos a favor de Dios?
Los expertos sugieren que los hábitos se forman más fácilmente cuando comenzamos poco a poco con una acción que podemos fácilmente repetir, una y otra vez, hasta que se convierta en nuestra norma. Algo que hacemos de forma tan automática como, por ejemplo, usar hilo dental o cepillarnos los dientes. Adjuntar una recompensa al hábito ayuda a mantenernos motivados. La recompensa responde al “¿Por qué?” de nuestro compromiso y enfoque.
¿Usar hilo dental en mis dientes me hace feliz? No. De hecho, odio usar hilo dental. Pero me siento feliz de que mi sonrisa se vea genial en las fotos. Esa podría ser mi recompensa, pero no lo es. Uso hilo dental para asegurarme de pasar muy poco tiempo en la silla de examen de mi dentista. Esa es mi verdadera recompensa.
Las personas de alto rendimiento son estables. “La motivación”, dice Jim Rohn, “es lo que te ayuda a empezar. El hábito es lo que te mantiene en marcha”.
¿Tienes una recompensa ligada a tu hábito diario del tiempo con Dios? Si no, esto solo podría ser lo que te frena. Tu falta de hábito también podría deberse a una “historia” que te has contado a ti mismo. Una historia podría ser que la Biblia es aburrida.
Aquí hay una solución fácil: toma una Biblia para niños, una de esas grandes de 3 pulgadas de grosor que usan ilustraciones a todo color para dar vida a los personajes y eventos claves de la Biblia. A medida que vuelvas a leer las historias, crecerá tu conocimiento del plan de Dios y su gran amor por ti. Con el tiempo, desarrollarás el deseo de cambiar esta por una Biblia para adultos.
Quizás la “historia” que te cuentas a ti mismo es que no tienes tiempo. Amigo, ¡la vida es muuuuy agitada!
Lo siento, queridos, pero las investigaciones demuestran que de alguna manera encontramos el tiempo para todo lo que queremos hacer. Entonces, la falta de tiempo está realmente ligada a nuestra forma de pensar, no a nuestros minutos disponibles. Quizás comience su hábito bíblico diario leyendo un solo salmo o proverbio. O lee uno de los increíbles planes de lectura diarios en la aplicación de en el app de YouVersion. Tienes la oportunidad de elegir el tema.
>>>>> No te olvides: ata una recompensa a tu inversión en el tiempo en Dios para que tu acción se convierta en un hábito. Y entiende que no estás atado a un hábito que no “se pegue”. Puedes seguir probando hábitos y recompensas para encontrar los que funcionan para ti. No existe una “talla única para todos” cuando se trata de nuestro crecimiento cristiano.
El Dr. Henry Cloud (Página en inglés), uno de los principales expertos mundiales en salud mental y relacional, afirma que nuestros hábitos presentes determinan nuestro yo futuro. Son nuestros pequeños hábitos diarios los que crean las personas en las que nos convertimos dentro de 10, 20, 30 años. Estamos capitalizando, como el dinero en una cuenta de inversión.
Como el grupo musical Steve Miller Band (YouTube video), es famoso por recordarnos, “El tiempo sigue deslizándose, deslizándose, deslizándose hacia el futuro”. Cada día importa. Así que cada momento importa. Los hábitos que forman nuestras 24 horas diarias son importantes.
Cuando se trata de nuestro caminar cristiano, que se trata de crecer para parecernos a Jesús, podemos establecer esos hábitos preguntándonos: “¿Dónde necesito cambiar para ser como Jesús?”
¿Queremos llegar al final de nuestros días sin apenas pañales espirituales? Uf, no. Lo que deberíamos querer es escuchar a nuestro asombroso Creador decir: “Bien hecho, mi buen y fiel siervo”.
Sí. Ese. Esa es la mejor recompensa que puedo imaginar.
Dios nos diseñó a TODOS para ser de personas de alto rendimiento. Cultiva tu hábito diario de Dios para llegar a ser como Jesús. Todo lo demás que puedas lograr en tu vida es lo segundo mejor.
Next Steps
- Quizás no tengas una relación con Jesús. Comience haciendo clic aquí.
- Quizás dudes que Dios te ama de verdad. Aprenda sobre Su naturaleza haciendo clic aquí.
- Quizás tengas culpa y vergüenza que te impidan apoyarte en Su amor. Vea nuestro Movimiento de Resolución(Página en inglés)