En última instancia, tú puedes decidir por ti mismo si la resurrección de Jesús es un hecho o una ficción. Elige sabiamente.
En esta serie de blogs de un año de duración, basados en el clásico ampliamente actualizado de Josh y Sean McDowell, Evidencia que Demanda un Veredicto, nos centramos en demostrarte que la fe cristiana no se basa en un cuento de hadas, sino en un hecho histórico que confirma que Jesús vivió, fue crucificado por los romanos, murió en la cruz y resucitó.
En esta publicación nos concentraremos en cuatro hechos que validan Su resurrección: la tumba vacía, las vestiduras mortuorias que quedaron atrás, las apariciones de Jesús después de la resurrección y la falta de refutación judía contraria. Si te perdiste nuestros tres posts anteriores sobre el tema de la resurrección, puedes ver el primer post aquí.
Hechos Posteriores a la Resurrección
La Tumba vacía
El cuerpo de Jesús fue enterrado en la tumba de José de Arimatea, miembro del Sanedrín —el cuerpo gobernante de los judíos que se aseguró de la crucifixión de Jesús.
Es muy improbable que los escritores de los Evangelios fabricaran este detalle, dada la hostilidad que los primeros cristianos habrían sentido hacia estos líderes judíos. Debieron de pensar: “¿Cómo rayos sucedió esto?”. Pero al pedir el cuerpo de Jesús, José de Arimatéa — un seguidor secreto de Jesús — puso en peligro su reputación y su posición social para dar a Jesús una sepultura adecuada.
Ayudado por Nicodemo, un compañero del Sanedrín, José ayudó a cumplir la profecía judía sobre Jesús pronunciada cientos de años antes: “Se le asignó una tumba con los malvados, y con los ricos en su muerte, aunque no había hecho violencia, ni había engaño en su boca” (Isaías 53:9).
Los Evangelios también nos dicen que, entre sus seguidores, estaba un grupo comprometido de mujeres que fue el primero en notar la tumba vacía. El hecho de que las mujeres llevaran especias para ungir el cuerpo de Jesús nos muestra claramente que no esperaban que Jesús venciera a la muerte. Pero se sorprendieron al ver la piedra apartada cuando llegaron al sepulcro.
¿Por qué el testimonio de las mujeres ayuda a validar la veracidad histórica de la tumba vacía? Porque en la época de Jesús, en la cultura mediterránea del siglo I, las mujeres no eran consideradas testigos oculares creíbles, dada su baja condición ante los tribunales. Una de ellas, María Magdalena, había estado previamente poseída por siete demonios antes de que Jesús la curara. Por esa razón, ella, tal vez, habría sido considerada como la testigo menos fiable entre ellas.
Las Mujeres: Primeras evangelistas
El hecho de que los escritores de los Evangelios reconozcan que las mujeres -y no los hombres- fueron los primeros en proclamar la resurrección de Jesús nos muestra que los escritores no estaban interesados en embellecer la historia para hacerla más aceptable a los lectores contemporáneos. (¿No te maravilla que Dios se negara a dejarse encajonar por las normas culturales de la época?)
Al escuchar el relato de las mujeres, Pedro y Juan se armaron de valor y corrieron a ver la tumba vacía por sí mismos. Con la misma rapidez se corrió la voz de que la tumba estaba, efectivamente, vacía. Este conocimiento común explica por qué no se menciona que la gente siguiera viendo el lugar de la tumba de Jesús como un lugar de culto religioso, aunque la práctica era común en las tumbas de otros profetas y personas santas en la época de Jesús.
Imagina la consternación de las autoridades judías. Pensaban que se habían librado del “problema” de Jesús, pero el “problema” se negaba a morir tranquilamente. Irónicamente, estos dirigentes judíos sabían, por los relatos de los soldados aterrorizados, que se había producido una resurrección sobrenatural. Sin embargo, se negaron obstinadamente a reconocer y recibir a Jesús como el tan esperado Mesías.
Su endeble historia de que los discípulos robaron el cadáver de Jesús podría haberse mantenido si no se hubiera visto repetidamente a Jesús, vivo y en plena posesión de su mente y su cuerpo, reuniéndose con la gente.
Las Prendas en la tumba
La Biblia nos dice que Pedro y Juan fueron los primeros discípulos que vieron las túnicas mortuorias abandonadas: En ese momento, Pedro y el otro discípulo salieron en dirección al sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo se adelantó a Pedro y llegó primero al sepulcro. Al agacharse, vio las túnicas tendidas, pero no entró. Entonces, siguiéndole, llegó también Simón Pedro. Entró en el sepulcro y vio las túnicas tendidas. La envoltura que había estado sobre la cabeza no estaba junto a los lienzos, sino que estaba doblada en un lugar aparte por sí misma. El otro discípulo, que había llegado primero al sepulcro, entró entonces en él, lo vio y creyó. Juan 20:3-9
¿Te has preguntado alguna vez por qué las vestimentas mortuorias de Jesus quedaron atrás? Es un detalle muy interesante. Si los ladrones de tumbas se llevaron el cuerpo de Jesús, ¿cuál sería su propósito al retirar laboriosamente las prendas funerarias cargadas de especias (75 libras de mirra y áloe, según la Biblia) del cuerpo sin vida y mutilado de Jesús? El robo de cadáveres no es una actividad de entretenimiento, — es una actividad rápida y clandestina.
Así pues, las ropas abandonadas en la tumba sirven como un detalle más, claramente orquestado por Dios, que apoya de hecho la verdad de la resurrección de Jesús.
Numerosas apariciones de Jesús resucitado
- La Biblia nos da 12 casos distintos en los que Jesús se apareció a individuos o grupos de personas después de resucitar:
- María Magdalena: ver Juan 20:11-18 — vio, oyó y tocó a Jesús
- Mujeres alejándose del sepulcro: ver Mateo 28:8-10 – vieron, oyeron, y tocaron a Jesús
- Discípulos de Emaús: ver Lucas 24:13-19 – hablaron con Jesús
- Simón Pedro: véase Lucas 24:34 y 1 Corintios 15:5 – vio, oyó a Jesús
- Discípulos en ausencia de Tomás: ver Lucas 24:36-43 — vieron, oyeron, tocaron, y Jesús comió con ellos
- Discípulos con Tomás: véase Juan 20:24-29 – vieron, oyeron, tocaron, y vieron las heridas de Jesús
- Discípulos en el Mar de Galilea: ver Juan 21 – vieron, tocaron, y Jesús cocina para ellos
- Discípulos en una montaña de Galilea: ver Mateo 28:16-17 – vieron, y oyeron a Jesús
- Discípulos: Lucas 24:50-52 – vieron, y oyeron a Jesús
- 500 creyentes: 1 Corintios 15:6 – vieron, y oyeron a Jesús
- Santiago (hermanastro de Jesús): 1 Corintios 15:7 — vio, y oyó a Jesús
- Pablo: Hechos 9:3-6 – vio, y oyó a Jesús
Tanto para las mujeres como para los discípulos, Jesús apareció en un cuerpo físico y resucitado, no en una forma espiritual carente de materia física, como nos quieren hacer creer los evangelios gnósticos “perdidos”. Los discípulos tocaron las heridas de Jesús, hablaron con Él e incluso comieron con Él. No existía ninguna forma de convencer más tarde a los discípulos de que solo estaban alucinando. Como interactuaron con Jesús en la carne, pudieron apoyar plenamente la afirmación de que Jesús vivía.
Jesús no era sólo un espíritu, y el término “resurrección” no es sólo una figura retórica. Jesús se apareció a sus discípulos en su cuerpo humano, aunque ahora éste poseía atributos sobrenaturales. Por ejemplo, Jesús podía aparecer y desaparecer a voluntad.
El Silencio de las autoridades judías
Los líderes judíos no pudieron explicar adecuadamente la tumba vacía. Desde nuestra perspectiva moderna, parece que se equivocaron en la elaboración de una buena refutación. ¿En serio? ¿Lo mejor que pudieron hacer fue sugerir y difundir la historia ficticia de que los discípulos se llevaron el cuerpo de Jesús?
Pero no te pierdas este hecho: en ningún momento tenemos constancia de que ningún discípulo, al ser detenido y disciplinado por las autoridades judías, fuera acusado de robo de tumbas. El silencio de las autoridades judías es tan significativo como el testimonio de los primeros cristianos de que Jesús vivió.
La iglesia se fundó sobre la resurrección de Jesús; refutarla habría destruido todo el movimiento cristiano. Sin embargo, las autoridades judías centraron sus esfuerzos en la intimidación posterior al acontecimiento: amenazaron, golpearon, azotaron, encarcelaron e incluso mataron a los discípulos cuando se negaron a abandonar su fe.
La Resurrección de Jesús: el fundamento de la creencia cristiana
En definitiva: No se puede subestimar el impacto de la tumba vacía que cambió el mundo, — ni en la época de Jesús ni en la nuestra.
Sean McDowell lo expresa así
El cristianismo fue un movimiento iniciado por los judíos de Jerusalén, no porque estuvieran cansados del judaísmo y quisieran inventar algo nuevo. Nació porque vivieron una experiencia que les cambió la vida al interactuar con Cristo. No existe ninguna prueba de que los primeros cristianos considerasen la resurrección como algo secundario; más bien, la centralidad de la resurrección en los primeros credos, que son anteriores a los libros del Nuevo Testamento (por ejemplo, Romanos 1:3-4, 4:24-25; 1 Tesalonicenses 4:14; 1 Corintios 15:3-7) muestra justo lo contrario: que la resurrección, su realidad histórica, cimentaba por sí misma la fe en Jesús como Mesías.
Recordemos que los discípulos de los relatos evangélicos tardaron en creer que Jesús estaba vivo. No son presentados los discípulos ejemplares de fe asombrosa. Eso es creíble: los discípulos experimentaron los mismos problemas de fe a los que nos enfrentamos tú y yo. ¿Elegirás creer en la resurrección de Jesús? Para ti, ¿es un hecho o una ficción?

Esta entrada del blog destaca el clásico apologético recientemente revisado de Josh y Sean McDowell, Evidencia que Demanda un Veredicto. Estamos seguros de que este recurso totalmente actualizado y ampliado será una herramienta eficaz de evangelización para ti. Fortalecerá tu fe al responder a las preguntas más difíciles que te lanzan los escépticos. Conoce lo que sabes, porque es verdad. ¡Pero comparte esta verdad con AMOR!
Si desea comenzar desde la primera publicación de blog de esta serie, haga clic aquí: Apologética: ¿Disculparnos por Creer en Dios?.