¿Desapodera la Biblia a las Mujeres? (2.ª Parte)

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En mi publicación anterior abordé la preocupación de que la presencia de las mujeres en la Biblia está poco representada. Mi conclusión fue que la Biblia relata la interacción de Dios en la historia, y que esta historia tuvo lugar dentro de una cultura dominada por los hombres. También señalé muchos pasajes de la Biblia que elevan a las mujeres, a pesar de la cultura predominantemente masculina. Espero sinceramente que mi publicación anterior nos ayude a darnos cuenta de que la Biblia afirma la importancia de las mujeres en la sociedad, — y ciertamente en los planes de Dios.

En este artículo quiero abordar tres referencias bíblicas que parecen desvalorizar a las mujeres. Dado que Dios hizo al hombre y a la mujer a su imagen (Génesis 1:27), debemos partir de la base de que ambos son sagrados a sus ojos. Por tanto, ambos tienen una dignidad, un valor y una importancia extraordinaria. Entonces, ¿cómo debemos considerar los pasajes que parecen ir en contra de esto?



Entendiendo las Escrituras con claridad

Génesis 2:18

“Luego Dios dijo: «No está bien que el hombre esté solo. Voy a hacerle alguien que lo acompañe y lo ayude»”. (TLA)

Hace poco alguien me preguntó para qué fuimos creados. La pregunta implícita era: “¿Cuál es mi propósito en la vida?”. La creación implica un propósito. En la historia de la creación de las mujeres, podría parecerte que su propósito es vivir como ayudantes menos valoradas por los varones.

Pero no nos precipitemos en sacar conclusiones definitivas sobre el estatus social de las mujeres utilizando este versículo. Para adoptar un enfoque más sólido desde el punto de vista académico, deberíamos buscar la palabra hebrea original para “ayudante” para ver cómo se utiliza en las Escrituras. Al hacerlo, podemos comparar cómo funciona la palabra con ejemplos más claros de estatus social.

The word for “helper” in Genesis 2:18 is ezer. It is used positively (“giving” help or “being” help) 15 times in the Hebrew Old Testament. In 10 cases, it is God who provides the help. (Deuteronomy 33:7 and 29, Psalm 20:2, Psalm 70:5, Psalm 89:19, twice in Psalm 121:1-2, Psalm 124:8, Psalm 146:5, and Hosea 13:9.)

I would argue that “helper” in Genesis 2:18 is not a term meant to belittle or degrade the female role. God himself proudly bears that same title for His people. (See Hosea 13:9.)


Ephesians 5:22-24

Wives, submit to your own husbands, as to the Lord. For the husband is the head of the wife even as Christ is the head of the church, his body, and is himself its Savior. Now as the church submits to Christ, so also wives should submit in everything to their husbands.” (ESV)

Quizá más que en ningún otro lugar, este pasaje se utiliza para cuestionar el valor de la mujer en una relación matrimonial. Incluso hay ciertas tradiciones en las que los maridos utilizan este pasaje como arma de poder y para exigir la sumisión de sus esposas.

Evidentemente, estos hombres se perdieron los versículos de este pasaje que vienen inmediatamente después:

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada. Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; porque somos miembros de su cuerpo. Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.  (Efesios 5:25-31 LBLA).

Observa que el pasaje sobre los maridos es más largo, (probablemente porque era una declaración mucho más radical para aquella cultura). Pero, aún con más razón, ¡fíjate en que este pasaje es una llamada aún mayor a una posición de auto-sacrificio para los hombres! Los maridos deben amar a sus esposas “como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella”.

¿Cómo se entregó Cristo por la Iglesia? ¡Él murió! Esta poderosa metáfora tiene fuertes implicaciones. Podríamos decir simplemente esto: “Esposas: Someteos. Maridos: Morid”. Como aclara Pablo, este modelo de matrimonio se corresponde con la hermosa danza entre Jesús y su amada iglesia, la llamada “novia” de Cristo (2 Corintios 11:2, Apocalipsis 19:7).

Sumisión es una palabra interesante en nuestro tiempo. Luchamos con ella porque hemos visto con qué facilidad se desvirtúa hasta convertirse en algo desagradable, con la degradación de la persona que se somete. Pero la Escritura presenta la sumisión bajo una luz diferente. El propio Cristo se somete al Padre (Marcos 14:36, Filipenses 2:5-11) como parte de su papel divino en la vida de la Trinidad.

Fíjate en que los maridos también deben someterse a sus esposas, aunque es de una forma diferente. Pablo instruye al marido para que se entregue a su mujer de forma abnegada y con amor. ¡Eso también podría entenderse como un tipo de sumisión!


1 Corintios 14:34-35

“Las mujeres guarden silencio en las iglesias, porque no les es permitido hablar, antes bien, que se sujeten como dice también la ley. Y si quieren aprender algo, que pregunten a sus propios maridos en casa; porque no es correcto que la mujer hable en la iglesia” (ESV)

Este es uno de los pasajes más desconcertantes de los escritos de Pablo. Una lectura de primera impresión parece implicar que se ordenó a las mujeres que permanecieran totalmente calladas durante todo el servicio de la iglesia. Sin embargo, la mayoría de los intérpretes argumentan que la restricción se limita a una situación contextual. No porque intenten forzar el significado para que sea más cómodo. Sino porque antes, en este mismo escrito, Pablo da instrucciones sobre el decoro adecuado para las mujeres cuando oraban o profetizaban en la iglesia (1 Corinthians 11:5).

 Pablo reconocía las oraciones y las profecías de las mujeres en la iglesia, ¿Cómo debemos entender la orden de Pablo de que las mujeres guarden silencio?

  • Una sugerencia es que las mujeres y los hombres se sentaban en secciones separadas de la iglesia. Había un problema en la iglesia de Corinto en el que las mujeres no dejaban de hacer preguntas a su marido al otro lado de la sala. Esto creaba un ambiente ruidoso y de distracción, y Pablo les dice a estas esposas que dejen sus preguntas para más adelante.
  • Una segunda sugerencia es que Pablo prohíbe un tipo específico de preguntas que se empleaba como método de enseñanza. En los tiempos bíblicos, el maestro solía enseñar haciendo preguntas, y Pablo está instruyendo a las mujeres para que eviten esa función docente.
  • Otra sugerencia es que esta prohibición se relaciona específicamente con la sección anterior de la Escritura relativa a la evaluación de las profecías. ¿Quizás Pablo limitó esta función a los hombres?
  • Una última sugerencia, más atractiva, es que la afirmación de Pablo de que “las mujeres deben guardar silencio…” era en realidad una cita de lo que los corintios decían sobre las mujeres.  Por esto Pablo la saca a colación para rebatir la afirmación del versículo 36. El griego bíblico no utilizaba comillas, por lo que el traductor del escrito de Pablo utilizó pistas contextuales para determinar cuándo se cita algo.

Mi intención al compartir estas sugerencias no es resolver este desconcertante asunto. Lo que quiero es mostrar que debemos tener cuidado cuando lo leemos por su significado superficial. No debemos apresurarnos a utilizar este pasaje como texto de prueba de que la Biblia tiene un prejuicio contra la mujer.

Lo mismo hay que decir de otros pasajes difíciles, como 1 Corintios 11:3-16 y 1 Timoteo 2:12. Mi sugerencia es que optes por adquirir buenos comentarios que te ayuden a entender con claridad estos pasajes.


Reflexión final

Hay esencialmente dos puntos de vista opuestos que los teólogos tienen cuando se trata de los papeles de la mujer. Un punto de vista, el complementarismo, cree que los hombres y las mujeres tienen el mismo estatus como seres humanos. Sin embargo estos tienen roles diferentes diseñados por Dios para complementarse mutuamente. El otro punto de vista, el igualitarismo. En este se cree que los hombres y las mujeres tienen el mismo estatus como seres humanos y que no hay diferenciación entre los roles. Ambos puntos de vista afirman sin reservas que los hombres y las mujeres tienen la misma condición de seres humanos.

Como los hombres y las mujeres están hechos a imagen de Dios, no hay diferencia en su derecho a recibir el beneficio completo de la vida ofrecida en Cristo (Gálatas 3:25-28). Si se niega el valor de la mujer, se trata de una visión lamentable y herética. Esta visión se sitúa fuera de los límites de la Iglesia global y ecuménica de Dios.


MATTHEW TINGBLAD ES UN COMUNICADOR EN EL MINISTERIO DE JOSH MCDOWELL CON UNA FORMACIÓN EN EL SEMINARIO DE LA ESCUELA DE TEOLOGÍA TALBOT
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