Una reservación para llegar a tu destino


Tiempo de lectura: 3 min

Lectura bíblica: Mateo 25:31-46
¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino que ha sido preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Mateo 25:34
—Extrañamos mucho a mi abuela —susurró Melisa—. Es realmente triste pensar que no la volveremos a ver aquí en la Tierra.
Luego Melisa levantó un poco la voz:
—Pero estamos contentos de que se encuentra en el cielo. ¡Estoy contenta de que la veremos allí!
Su compañera de escuela hizo un gesto.
—¿El cielo? No entiendo de qué vale creer en el cielo —dijo—. Yo creo que cuando uno se muere, se acabó todo. ¿Dónde está el cielo? ¿Arriba en las nubes? Uno no puede simplemente flotar en el aire. ¿Y cómo puedes creer en el infierno? Es simplemente un montón de piedras y lava dentro de la Tierra. Lamento tener que ser la que te lo diga, pero tienes que admitir que tu abuela ha dejado de existir.
Para Melisa es triste tener que escuchar esto de alguien que considera su amiga. Además, lo que ésta le dijo es totalmente falso.
Aunque la Biblia no nos da el lugar específico donde está el cielo, no es un cuento de hadas. La Biblia enseña que hay un cielo real y un infierno real.

  • Jesús les dijo a sus seguidores que se iba para preparar un lugar para ellos (ver Juan 14:2). El apóstol Juan da algunos detalles del cielo, describiéndolo como un lugar increíble en la presencia de Dios donde ya no habrá muerte, ni lágrimas, ni dolor (ver Apocalipsis 21:4). Es un lugar donde el pueblo de Dios le servirá, lo verá tal como es y estará con él para siempre (ver Apocalipsis 22:3-5).
  • La Palabra de Dios es clara en cuanto a que el futuro de los malos será el castigo en un lugar llamado infierno (ver Mateo 25:41). Juan describe también el castigo que les espera a los que no conocen a Dios (ver Apocalipsis 21:8). La Biblia habla repetidamente del infierno en términos contundentes como un lugar separado de Dios, su pueblo y todo lo bueno que él ha hecho.

Desafortunadamente, no son muchas las personas que hacen caso a las advertencias bíblicas sobre el infierno ni a sus promesas del cielo. Por eso es que no podemos quedarnos sentados tranquilamente y esperar que Dios nos lleve al cielo, porque a nuestros amigos que no creen en Cristo les espera un sufrimiento muy real. Pero si hemos confiado en Cristo, nuestro futuro es realmente celestial. El cielo es un lugar real donde disfrutaremos de estar con Dios y su pueblo para siempre.
PARA DIALOGAR: Di en tus propias palabras: ¿Qué le hubieras respondido a la compañera de Melisa? ¿Y cómo hubieras consolado a Melisa?
PARA ORAR: Ora por tus amigos que no creen en el cielo, ni en el infierno.
PARA HACER: Usa una concordancia bíblica y busca referencias sobre “cielo” e “infierno”. ¿Qué enseña la Biblia?


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