Una actitud de gratitud


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Lectura bíblica: Éxodo 20:17
No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás… cosa alguna que sea de tu prójimo. Éxodo 20:17
Carlos tiene una patineta de calidad profesional. Beatriz tiene un perro de pura raza. Yoli tiene su propia TV y su propio teléfono. Francisco tiene un sistema de sonido tan fuerte como para romper los vidrios de las casas a su alrededor. ¿Y Lito? Él lo quiere todo.
La crisis de querer lo que todos los demás tienen no es nueva. Ya en el tiempo cuando dio los Diez Mandamientos, Dios sabía muy bien lo que era ansiar cosas. De hecho, él pensó que tener que encarar los deseos era un tema bastante grande como para merecer su propio mandamiento. Es el décimo.
Los otros nueve mandamientos tienen que ver con acciones hacia Dios y el prójimo. El que tiene que ver con los deseos enfoca una actitud, las cosas que queremos.
En el décimo mandamiento, Dios nos dice que no “codiciemos”. Esta es una palabrita rara. Pero significa tener un gran deseo de poseer algo que pertenece a otra persona. Codiciar no es sólo que te guste algo. Es sufrir porque no lo tienes, y estar dispuesto a hacer lo que sea para conseguirlo.
Dios reconoció un montón de tipos de cosas que nos volverían locos de deseos, cosas que codiciaríamos. Listó casas y cónyuges ajenos, siervos y animales, y lo que todo lo incluye: “ni cosa alguna que sea de tu prójimo”.
Quizá no quieras la casa de un amigo. (O quizá sí, la que tiene una piscina). Pero tus amigos pueden tener muchas cosas más pequeñas que tú quieres. Y no importa si las cosas son de tu vecino de al lado o del señor millonario. Si te mueres de deseo de tener algo que no tienes, estás codiciando.
Existe un solo remedio para la codicia. Es el contentamiento. Es desarrollar una actitud de gratitud por lo que ya tienes, sea poco o mucho. ¿Te suena imposible? No lo es.
Escucha como Pablo se las arregló para ser feliz con lo que tenía. Escribió: “He aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias, he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad” (Filipenses 4:11, 12). Eso es contentamiento.
Tener muchas cosas puede o no ser la voluntad de Dios para ti. Pero ser agradecido siempre está dentro de los planes de Dios cuando perteneces a Cristo Jesús (ver 1 Tesalonicenses 5:18). ¿Tienes una actitud de gratitud?
PARA DIALOGAR: ¿En qué ocasión han querido algo desesperadamente? ¿Cómo pueden alentarse mutuamente para no querer tanto?
PARA ORAR: Señor, queremos muchas cosas. Pero realmente queremos desear únicamente las cosas que tú quieres para nosotros, a tu manera y a tu tiempo.
PARA HACER: ¡Prepara una lista de las cosas por las cuales estás agradecido! ¡Pégala donde la puedas ver!


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