Lectura bíblica: Romanos 13:13, 14
Andemos decentemente, como de día. Romanos 13:13
Tomás, de 11 años, es el más bajito de su clase. Siempre está tratando de probar que es tan grande como los demás muchachos. ¿Su estrategia más reciente? Hacerse el matón gritando y diciendo groserías en todos los deportes que juega.
Cloe, de 8 años, cree que es una ignorante. Así que casi siempre le copia las tareas escolares a su amiga inteligente quien con gusto le presta sus tareas.
Alfonso, de 9, tiene un temperamento inaguantable. Resuelve todos los argumentos con sus puños y lastimando a otros.
Laura, de 15, ha hecho enemigas de casi todas sus amigas. La llaman “La víbora” porque dice las peores cosas de la gente, sin importarle si son o no ciertas.
Juan, de 10, se sentía solo después de mudarse de un país a otro. Pero sus nuevos amigos le han enseñado cómo drogarse, para sentirse mejor.
Tema para comentar: De todos estos chicos, ¿cuántos serán creyentes? ¿Acaso alguno? ¿Varios? ¿La mayoría? ¿Todos? ¿Puedes detectarlos?
Aquí tienes otro dato para ayudar a contestar esta pregunta: Todos estos chicos concurren a la iglesia y pertenecen a un grupo de estudio bíblico.
Entonces, ¿qué te parece? ¿Cuáles son creyentes?
La verdad es que todos confiaron en Cristo en algún momento de su vida.
¿Te sorprende?
Es cierto, el modo en que estos chicos y chicas se están portando no coincide con lo que la Biblia dice acerca de cómo han de vivir los cristianos. Pero andamos bien con Dios por confiar en Cristo, no por portarnos bien. No obstante, estos chicos dan que pensar. Se supone que deben mostrarle al mundo cómo es Cristo, pero no se parecen mucho a Cristo, ¿no es cierto?
Ese es el punto que Pablo recalca en nuestro pasaje bíblico de hoy. Aunque ser hijo de Dios depende de la fe —no la conducta— tiene que haber una diferencia entre cómo se portan los hijos de Dios y los que no lo son. Tal como Cristo vivió obedeciendo a su Padre cuando anduvo sobre esta tierra, somos nosotros llamados a obedecer a Dios también.
Jesús vino a la Tierra como un ser humano para mostrarnos cómo vivir, y vino para morir por nuestros pecados. Eso se llama encarnación: Dios viviendo en forma humana. Jesús ha resucitado y regresado al cielo, de modo que quiere vivir a través de ti. Ese es otro tipo de encarnación: Dios viviendo en nosotros. A través de nosotros quiere mostrar al mundo el impacto que puede tener.
PARA DIALOGAR: ¿No es maravilloso que Jesús quiere vivir a través de ti? ¿Dejarás que lo haga?
PARA ORAR: Hablen con Dios acerca de su respuesta a esa pregunta.
PARA HACER: ¿Qué puedes hacer hoy para que los demás vean la diferencia en tu vida porque perteneces a Jesús?