¿Por qué hay gente mala?


Tiempo de lectura: 3 min

Lectura bíblica: Gálatas 6:7-10
Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. Gálatas 6:10
—Todos me lo hacen. Pero Alejandro es el peor —se lamentó Mónica—. Me fastidia todo el tiempo en la clase de gimnasia porque no puedo hacer flexiones. Me gustaría mostrarle cómo le puedo flexionar la cabeza hasta arrancársela.
La mamá de Mónica le clavó una mirada que decía: “Querida, sé que hablas en broma, pero no sería una buena decisión de tu parte”.
—No le voy a hacer nada —prometió Mónica—, pero qué bueno sería que Dios le diera un sopapo.
La mayoría hemos deseado que Dios aplastara a nuestros enemigos y les impidiera que nos hagan sentir mal. En el fondo de ese deseo yace una pregunta: ¿Por qué permite Dios que la gente opte por ser mala, especialmente a los que optan por ser realmente malos?
Por más difícil que sea aguantarlo, dar al ser humano la habilidad de optar por el bien o el mal fue la mejor decisión que nuestro Dios amante jamás pudo hacer. En realidad no nos gustaría vivir en un mundo donde Dios nos obliga y obliga a todos los demás a ser buenos. Acuérdate qué incómodo te sientes cuando tus papas o maestros te obligan a tratar bien a alguien. Sientes que te están arrastrando por las narices. Haces lo menos posible por satisfacer al adulto que te lo pidió. Aun si sonríes por afuera, frunces el ceño por adentro. Y peor aun, la otra persona puede notar que lo haces sin ganas, y a nadie le gusta recibir cariño a medias.
Por otro lado, a todos nos gusta demostrar cariño cuando lo hacemos por nuestra propia cuenta. Es como cuando ayudas con los trabajos en la casa de un amigo. Cuando nadie te obliga a hacer algo bueno, de pronto rastrillar las hojas secas o guardar juguetes hasta puede ser divertido.
Si Dios nos hubiera hecho a todos para ser buenos, mejor hubiera sido que nos hiciera robots. Los robots no aman. Simplemente hacen lo que fueron programados a hacer. Y nunca tienen la linda experiencia de decidir libremente el ser buenos o demostrar cariño.
Dios nos quiso tanto que nos puso en un mundo donde pudiéramos disfrutar de ser sus amigos. Aunque no nos gusta que nos lastimen los que optan por no ser buenos con nosotros, la oportunidad de elegir entre el bien y el mal es un privilegio demasiado bueno para renunciar a él.
Cuando alguien no nos trata bien, podemos pensar que Dios no comprende nuestra situación. Pero eso no es cierto. Recuerda cómo algunos tratan a Dios. Los seres humanos lo rechazan, se burlan de él y le desobedecen abiertamente. Dios se siente herido, pero sigue amando y haciendo cosas buenas para la gente. Nosotros también tenemos la oportunidad de seguir haciendo lo bueno.
PARA DIALOGAR: Contesten en sus propias palabras: ¿Por qué un Dios amante creó un mundo donde el ser humano puede optar por hacer el mal?
PARA ORAR: Señor, ayúdanos a seguir amando a los demás aun cuando nos tratan mal.
PARA HACER: Muchos culpan a Dios por la maldad en el mundo. Compartan lo que aprendieron con un amigo que tiene problemas con entender el mal.


Anterior

Siguiente