Lectura bíblica: Colosenses 4:6
Vuestra palabra sea siempre agradable, sazonada con sal. Colosenses 4:6
Ana invitó a un montón de chicas a su fiesta de cumpleaños. La mayoría eran compañeras de clase de Ana, pero primera en su lista estaba su prima Felicia. Porque Felicia no conocía a las demás, Ana sabía que la situación podía resultar rara para su prima. Pero esperaba que Felicia enseguida se adaptara a todas sus otras amigas.
No resultó así. Mientras que todas las demás en la fiesta se rieron y hablaron toda la tarde, desde los deportes hasta los asuntos de la escuela, Felicia se quedó sentada como un tronco. Cuando todas charlaban, ella se acomodó en un sillón, y no abrió la boca. Nadie sabía si estaba aburrida o asustada. Por fin, salió de la casa como un torbellino y fue a los columpios que había en el patio. Cogió el trape- cio, lanzó las piernas hacia arriba y se quedó colgando de las rodillas, pensando: “¡Ojalá me tragara la tierra!”.
Tema para comentar: ¿Alguna vez te has encontrado en una situación en que te sentías tan incó- modo que deseabas simplemente desaparecer?
Las situaciones nuevas no tienen por qué ser incómodas. Pero no puedes hacerte de nuevos amigos gruñendo en las fiestas, la escuela y las reuniones. Las amistades se forman únicamente cuando rompemos el silencio. Y hay una manera fácil de hacerlo para ir teniendo nuevos amigos: Hacer preguntas.
A continuación hay algunas preguntas muy buenas que puedes usar para llegar a conocer rápidamente a alguien. Observa la lista y elige cuatro o cinco que realmente te gusten. Memorízalas. Practica decirlas en tus propias palabras.
- ¿Cómo fue que aceptaste a Cristo como tu Salvador?
- ¿Cuál es la meta más grande que tienes?
- ¿Qué haces después de la escuela (o del trabajo)?
- ¿Cuál es el lugar que has visitado que más te gustó?
- ¿En qué puedo ayudarte?
- ¿Qué quieres llegar a ser o lograr algún día?
- ¿Cuál es tu materia preferida en la escuela? ¿Por qué?
- ¿Qué hobbies tienes?
- ¿Tienes algún motivo de oración que deseas compartir conmigo?
¿Lo ves? Si puedes hacer buenas preguntas, no tendrás que ocuparte de hablar mucho. Sencillamente tendrás que hacer algo que puede ser aún más difícil que hablar: ¡Escuchar!
PARA DIALOGAR: Dios mostró interés en tu mundo al venir a la Tierra. ¿De qué manera demuestras interés en los demás haciéndoles preguntas?
PARA ORAR: Padre, ayúdanos a prestar atención a los demás, no sólo para tener amigos, sino para tener un impacto en la vida de ellos.
PARA HACER: Haz hoy un esfuerzo especial por conversar con alguien que no conoces bien.