No depende de lo que tú hagas


Tiempo de lectura: 3 min

Lectura bíblica: 1 Corintios 1:26-31
Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento: No sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. 1 Corintios 1:26
¿Has visto alguna vez entrevistas a deportistas profesionales de equipos rivales antes de un partido importante? Muchas veces aparecen frente a la cámara desbordando de entusiasmo, hablando de su equipo y criticando a los contrincantes.
—Tenemos la defensa más fuerte del país —se jactan—. No hay manera de que nos puedan ganar hoy.
Jactarse a veces es parte del juego. Pero no tiene sentido. No importa lo que los deportistas digan y no importa todo lo malo que digan del otro equipo, el partido se gana o se pierde en el campo de juego.
Es fácil reírse de deportistas “estrella” que tratan de impresionar con sus triunfos. Pero los creyentes a veces caemos en algo parecido cuando queremos ganarnos el favor de Dios basados en todas las cosas buenas que hemos hecho.
Elige: ¿Cuál de estas grandes obras son tan buenas como impresionar a Dios, y quizá lograr la entrada al cielo?

  • Me saco calificaciones perfectas en los boletines de calificaciones de la Escuela Dominical.
  • Toqué el acordeón en la iglesia todas las semanas durante 50 años.
  • Fui misionero. Fíjate en la planta hidroeléctrica que construí en Bosnia.
  • ¿Ah, sí? Mira mi traducción del Antiguo Testamento al swahili.
  • Todos los domingos llevé a dos ancianas a la iglesia aunque nevara y la nieve me llegara hasta el cuello. Y era cuesta arriba en ambas direcciones.

Esas cosas suenan tan ridículas como los deportistas antes de un partido, ¿no es cierto? Dios no nos acepta por las grandes cosas que hagamos. No tenemos que realizar ninguna obra para poder ganarnos su amor. ¿Por qué? Porque Jesús es el que ya nos ganó la aceptación de Dios. Fue el único sacrificio adecuado para nuestros pecados. Por eso la Biblia dice: “El que se gloria, gloríese en el Señor” (1 Corintios 1:31).
Nunca nos hubiéramos podido ganar nuestra entrada al reino de Dios, pero él nos aceptó igual. Y algún día cuando estemos juntos en el cielo, todos proclamaremos que estamos allí por la gracia de Dios. Él nos dio a Jesucristo para salvarnos. Y Dios recibirá toda la gloria.
PARA DIALOGAR: ¿Qué sientes al pensar que no tienes que saltar por ningún aro para ganarte el amor de Dios?
PARA ORAR: Señor, gracias por enviar a tu Hijo de modo que podemos pasar la eternidad contigo.
PARA HACER: Cuéntale a un amigo las buenas nuevas de que Dios ya nos ha aceptado por lo que Jesús hizo.


Anterior

Siguiente