Lectura bíblica: Romanos 13:1-5
Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios. Romanos 13:1
Vas en tu patineta por la acera, saltas el cordón y te lanzas a cruzar a mitad de cuadra una calle de mucho tránsito. Más rápido que un bólido aparece una moto y se te acerca, sus luces centellando. ¡Qué horror!
Al acercarse el agente de policía, te quedas con la boca abierta. Tiene puesto el uniforme de siempre. Pero su rostro barbudo y bondadoso te resulta conocido. De pronto, caes en la cuenta de que ¡se parece al cuadro de Jesús en tu Biblia!
Te dirige la palabra, y su voz es como te imaginas que sería la de Jesús.
—Creélo o no —te dice—, muchos son atropellados en este mismo lugar por tratar de cruzar la calle fuera del cruce para peatones. No quiero que eso te vaya a suceder a ti. Por eso hay una ley contra cruzar la calle fuera de los cruces para peatones, incluyendo los chicos en patinetas.
Luego llena el formulario y te lo entrega. Tienes que pagar una multa.
Cuando ves las iniciales “J. C.” al pie del formulario, no sabes qué decir. El agente te guiña el ojo como si supiera lo que estás pensando. Te dice: “¡Anda con cuidado!”, se vuelve a subir a su moto y se aleja, quedando el estruendo del motor en tus oídos. ¿Es posible que hayas sido multado por Jesús?
Jesús no tiene una placa del departamento de policía donde vives, pero se complace con los que hacen obedecer las leyes. De hecho, la Biblia dice que Dios ha puesto a una cantidad de “autoridades”
en nuestra vida, personas que de un modo u otro establecen las reglas que debemos obedecer.
Tema para comentar: ¿A qué autoridades respondes tú? ¿Por qué crees que Dios las habrá puesto allí?
Quizá nos sorprenda lo que Dios piensa cuando ignoramos a las personas que él puso para que nos hagan bien: “Así que, el que se opone a la autoridad, se opone a lo constituido por Dios; y los que se oponen recibirán condenación para sí mismos” (Romanos 13:2). Suena un poquito como Cristo en uniforme de policía, ¿no es cierto?
Cada vez que vemos a alguien que tiene la responsabilidad de mantenernos dentro de los límites legales, estamos viendo a un representante de Dios. Los agentes de policía, maestros y padres de familia quizá no lo sepan, pero son verdaderos instrumentos de Dios para protegernos y defendernos.
Es muy probable que nunca recibamos una multa de un agente de policía que se parezca a Jesús, pero aun así podemos detectar a Dios cuidándonos por medio de agentes del orden, el gobierno y las leyes. Cuando obedecemos a las autoridades que ha puesto sobre nosotros, no sólo estamos siendo
buenos ciudadanos, estamos honrando a Dios.
PARA DIALOGAR: Cuando obedeces a los que tienen autoridad sobre tu vida estás obedeciendo a Dios. ¿De qué manera te ayuda ese hecho a hacer lo correcto?
PARA ORAR: Señor, ayúdanos a respetar y obedecer a los que tienen autoridad sobre nosotros.
PARA HACER: ¡Presta especial atención hoy a cómo reaccionas a las personas que tienen autoridad sobre tu vida!