Lectura bíblica: Mateo 28:1-10
Sé que buscáis a Jesús, quien fue crucificado. No está aquí, porque ha resucitado, así como dijo. Mateo 28:5, 6
—Te lo repito, Elisabet, ¡fue algo muy extraño! Estábamos yo y la otra María y… a ver… Salomé y… dame un minuto para recordar…
—¡Sigue de una vez! —la regañó Elisabet con impaciencia.
—Está bien, está bien —dijo María—. Encontramos una tumba vacía donde apenas dos noches antes habían sepultado a Jesús. Elisabet, ¡estaba vacía! No había nada en ella.
Elisabet miró fijamente a su amiga.
—¿Estás segura de que no se equivocaron de tumba?
—Si nos hubiéramos equivocado de tumba, ¿no crees que una de nosotras se hubiera dado cuenta? ¿Tan tontas crees que somos?
María hizo una pausa y continuó:
—¿Y qué me dices del ángel? No te conté de él, ¿no es cierto? Apareció en la tumba vacía ¡brillando como un relámpago! Nos dijo que no tuviéramos miedo, que Jesús había resucitado, tal como había dicho que lo haría. No me vas a decir que el ángel se apareció en una tumba equivocada, ¿no?
—No te quise ofender, es que…
—Y ya que estás insinuando que soy una despistada, ¿puedes llamar despistados también a Pedro y a Juan? Yo me fui corriendo para contarles, ¡y ellos se fueron derecho a la tumba vacía! Llegaron antes que yo. Y lo que es más, ¿cuántas tumbas en Jerusalén crees que tenían los restos del sello roto?
—Este… yo…
–¿Y qué de los principales sacerdotes y los guardias? ¿Te crees que ellos no sabían cuál era la tumba de Jesús? Si yo hubiera ido a la tumba equivocada, ¿no hubieran señalado la correcta diciendo: “¡Oye, estás equivocada! ¡Aquí tienes el cuerpo!”.
Elisabet dijo:
—Perdóname, no quise sugerir nada tan necio.
Lamentablemente, Elisabet no es la única que ha sugerido algo así. Un señor llamado Kirsopp Lake ha argumentado que las mujeres se equivocaron de tumba. Pero, así como María le protestó con tanta vehemencia a Elisabet, no hubiera llevado más que una caminata de quince minutos, desde el palacio del sumo sacerdote o de la fortaleza romana en Jerusalén a la tumba correcta, para acallar para siempre los rumores de una resurrección.
Pero sucedió, por supuesto. Porque era la tumba de Jesús la que las mujeres encontraron. Y la encontraron vacía.
PARA DIALOGAR: ¿No te parece ridícula la teoría que los discípulos no podían encontrar la tumba donde había sido sepultado Jesús?
PARA ORAR: Jesús, nos alegramos de que estés vivo. Gracias por vivir en nosotros.
PARA HACER: ¿Por qué es importante para ti el que Jesús haya salido de esa tumba? Explícaselo a un amigo.