Lectura bíblica: Romanos 12:9-13
Amándoos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. Romanos 12:10
Estás en fila en el comedor de la escuela, pensando qué habrá quedado para comer. No sólo estás en la última lista para comer, sino que también eres el último de los últimos, porque tu maestra te hizo quedar después de hora por unos errores serios en tu prueba semanal de deletreado.
Para cuando llegaste al comedor, quedan pocas cosas que elegir. Hasta los postres se ven tristes. Aunque hay pilas de galletitas dulces con nueces, queda una sola sin nueces.
Tienes un problema. Realmente detestas las nueces.
Y tienes un problema peor. No eres exactamente el último en la cola.
Detrás tuyo está Patricio que de veras detesta las galletitas con nueces. Es más, es alérgico a las nueces. Si come un pedacito, por más pequeño que sea, se le hincha la garganta cortándole la respiración, la cara se le pone violeta y los ojos se le ponen en blanco.
Pero ese no es problema tuyo. Simplemente a ti te gustan las galletitas sin nueces. Entonces, ¿qué haces?
- Dejas caer tu tenedor. Cuando pega en el piso, agarras la galletita sin nueces y te haces el tonto.
- Lloriqueas a las cocineras. Les dices que estás totalmente dispuesto a esperar en el comedor toda la tarde hasta que tengan más galletitas sin nueces.
- Le clavas el dedo en el ombligo a Patricio, te ríes y le comentas que necesita comenzar una dieta.
- Dices: “Toma tú la galletita sin nueces, Patricio. ¡Qué bueno que quedó una para ti!”.
¿Te fue difícil la última opción? ¿Sentiste una punzada de dolor al solo pensar en renunciar a un postre que parecía ser hecho para ti? Quizá esa opción no te molestó, pero hay probablemente otras ocasiones en que te ha costado renunciar a algo a fin de darle el primer lugar a otra persona.
Ser un siervo no significa siempre escoger lo peor. Pero lo que es seguro es que no significa siempre acapararte lo mejor, especialmente cuando tu decisión puede perjudicar a alguien. Dios quiere transformar nuestra manera de pensar para que sea como la de Cristo, quien nos puso a nosotros primero al dar su vida por nosotros. Dios nos llama a demostrar la misma actitud hacia los que nos rodean. Eso es preferirse los unos a los otros. Dios se agrada cuando optamos honrar a otros antes que a nosotros mismos, como lo hizo Jesús.
PARA DIALOGAR: ¿En qué ocasiones les ha costado trabajo preferir a otros? ¿Cómo les ayuda saber que Dios los prefiere a ustedes?
PARA ORAR: Señor, cuando vemos algo que queremos, luchamos por no olvidarnos de los demás. Ayúdanos a preferir a otros como tú nos preferiste a nosotros.
PARA HACER: Acepten este reto triple: Encuentren hoy tres maneras de tener en cuenta los intereses de otros antes que los propios.