Lectura bíblica: 1 Corintios 12:1-7
Pero a cada cual le es dada la manifestación del Espíritu, para provecho mutuo. 1 Corintios 12:7
Cuando piensas en las partes más importantes de tu cuerpo, es seguro que no piensas en los codos. Tu vida no depende ellos, como depende de tu corazón. No te dan la capacidad de razonar, como tu cerebro. Ni siquiera te ayudan a oír ni a oler.
Pero tu vida sería bastante difícil sin los codos. Estira los brazos e imagínate la vida sin estas coyunturas. No te podrías arreglar el cabello, cepillarte los dientes ni embocar la comida. No podrías tocar la flauta, la corneta ni el violín, aunque quizá podrías arreglártelas para pegar algunas notas bajas en el trombón. Y te verías muy tieso tratando de maniobrar el bate de béisbol o de lanzar una pelota al aro.
Los codos no son bellos. Pero sin ellos, la vida no andaría muy bien.
Pablo dice que el cuerpo de Cristo está compuesto de personas que tienen distintos dones espirituales, habilidades especiales para servir a otros creyentes y alcanzar a los que no lo conocen. La Biblia promete que tú posees una o más de estas habilidades únicas. Dios quiere que uses tus dones para expresar su amor a través de ti.
Los dones espirituales incluyen muchas habilidades, desde predicar y enseñar hasta dar, alentar y mostrar misericordia. Quizá todavía estás tratando de descubrir cuál es tu don espiritual. O quizá tengas miedo de que no tengas ninguno. No te preocupes. Lo tienes, y Dios sabe exactamente cuál es.
Esa es una verdad que aceptas por fe, o sea que Dios lo dijo, así que puedes confiar que es verdad aunque en este momento no sepas exactamente cuál es tu don. Puedes quedarte tranquilo y disfrutar de la seguridad de que Dios tiene alguna habilidad especial que puso dentro de ti. Y puedes estar seguro de que te la mostrará a medida que vas aprendiendo cómo brindarte a los demás.
Ten en cuenta lo siguiente: Algunos dones parecen mucho más importantes que otros. Pero así como nuestros codos juegan un papel importante en el cuerpo humano, cada don espiritual es necesario en el cuerpo de Cristo. Un don no es mejor que otro, porque “el mismo Dios es el que realiza todas las cosas en todos” (1 Corintios 12:6).
Por tus dones, eres importante no sólo para Dios, sino para el mundo entero. Quizá creas que sólo eres un codo. Pero ya sea que lo sepas o no, eres una parte imprescindible del plan de Dios. ¡Nadie más puede hacer la obra que te ha diseñado a ti para hacer!
PARA DIALOGAR: ¿De qué manera has usado tus talentos y dones espirituales para beneficiar a tus prójimos?
PARA ORAR: Señor, ayúdanos a usar nuestros dones para servirte a ti, y para ser de bendición a nuestros prójimos.
PARA HACER: ¿Estás pensando cómo descubrir tu don espiritual? Empieza por ofrecer tu ayuda a diversas actividades en tu iglesia. ¡Las cosas que disfrutas y que haces bien te darán una buena pauta acerca de tus dones espirituales!