Lectura bíblica: Efesios 4:17-24
Despojaos del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renovaos en el espíritu de vuestra mente. Efesios 4:22, 23
Si Marisa tuviera un peso por cada vez que le daban ganas de darle un puñetazo en la nariz a alguien, sería la mujer más rica del mundo. Ante la amenaza de ser expulsada de la escuela, decidió evitar las peleas a puñetazos. Pensaba que limitar sus conflictos a gritos e insultos era una buena meta. Todavía quería ser mala, pero no tan mala como antes.
Tema para comentar: ¿Cuál es la mejor manera de librarte de una mala costumbre?
El juego de química que tienes en el estante de los juguetes te da una pista. ¿Cuál es la mejor manera de sacar a la fuerza el gas de una probeta? Si contestaste: “Echar agua en la probeta”, acertaste. El líquido saca el gas a la fuerza porque ambos no pueden ocupar el mismo espacio.
Existe un principio similar relacionado con las malas costumbres. No te libras de ellas por remplazarlas con costumbres que son menos malas. Reemplazas lo malo con lo bueno. Y la manera de hacerlo es cambiando tu modo de pensar.
Si quieres inyectar buenos pensamientos, puedes hacerlo memorizando textos bíblicos. La Palabra de Dios saca a la fuerza a los pensamientos malsanos llenado el cerebro con los mejores pensamientos.
Empieza por memorizar un versículo bíblico por semana. Aquí van algunos buenos para comenzar: Salmo 51:10; Salmo 119:9, 10; Romanos 12:1, 2; 1 Corintios 10:13; Filipenses 4:8.
Memoriza cada versículo palabra por palabra. Consíguete una versión de la Biblia fácil de entender, luego escribe el versículo en una tarjeta pequeña que puedas guardarte en el bolsillo.
Medita sobre el versículo. Piensa en lo que significa. Piensa todo el día en el versículo.
Aplica el versículo a tu vida. Completa la frase: “Como resultado de este versículo resuelvo…”.
Repásalo. Repasa el versículo nuevo todos los días durante dos meses, después una vez por semana.
La mejor manera de acordarte de los versículos bíblicos es responder de alguna manera a lo que memorizaste. Cuando te sientes tentado a volver a una mala costumbre, saca uno de tus versículos memorizados, repásalo y repítelo hasta que los pensamientos buenos saquen a la fuerza los pensamientos malos.
PARA DIALOGAR: Dilo con tus propias palabras: ¿De qué manera te ayuda la Biblia a librarte de las malas costumbres?
PARA ORAR: Señor, transfórmanos de modo que pensemos como tú por medio de los versículos bíblicos que memorizamos.
PARA HACER: Hazte un plan para llenar tu cerebro con los mejores pensamientos de Dios, lenta pero seguramente.