Lectura bíblica: Salmo 19:7-11
En guardarlos [los mandatos de Jehovah] hay grande galardón. Salmo 19:11
Esperaste todo el año para recibir la noticia de la secretaría de la escuela diciendo que te tocaba integrar la comisión estudiantil disciplinaria. Crees que ser monitor durante las últimas dos semanas del año consiste en ayudar a que el director y los maestros pesquen a los que se portan mal y castigarlos. Estás listo para amonestar, suspender o expulsar a los chicos malos en tu escuela. Estando tú de guardia, nadie se escapa.
Estudias de tapa a tapa el libro de reglamentos de la escuela, memorizando cada una de las reglas. Lees: “Regla número 802, inciso 11-B: No se permite a los alumnos levantar la voz en los pasillos”. Levantas la vista y miras a tu alrededor. Todos parecen estar rompiendo la regla. Podrías castigarlos a todos. ¡Quedan expulsados!
Pero cuando por fin te reúnes con el director y los maestros, te enteras que lo que más les interesa es encontrar las maneras para conseguir que los alumnos se porten bien, no sólo castigarlos por su mala conducta. Tú creías que las reglas eran para sorprender a los chicos portándose mal. Pero descubres que se trata más de recompensar a los que se portan bien.
Tema para comentar: ¿Por qué es necesario tener reglas en la vida?
La buena noticia acerca de las reglas es: Las reglas no sólo castigan a los malos, protegen y recompensan a los buenos. Cuando vivimos dentro de los límites correctos, recibimos cosas como libertad, seguridad, bienes y otras recompensas de mucho valor.
La ley de Dios no es meramente un libro de reglamentos repleto de razones para meter presa a la gente. Reglas, reglamentos y consecuencias no son las únicas cosas que necesitamos saber acerca de la ley de Dios, porque la ley no se trata únicamente de “No harás esto” y “No harás aquello”.
Para empezar, tenemos que saber cuáles son los límites de Dios. El Salmo 19:11 dice que la ley de Dios sirve como “amonestación”. Pero la frase siguiente presenta el resto del cuadro: “en guardarlos hay grande galardón”. Las advertencias nos recompensan con la protección y recompensas de Dios: cosas como paz con Dios, relaciones sanas con los demás y vida eterna.
La meta de la Palabra de Dios no es hacernos daño, sino ayudarnos a desarrollarnos como seguidores felices de Dios. Dios no nos está vigilando para sorprendernos en una falta, sino para guiarnos hacia lo bueno. Él nos ama tanto que quiere que disfrutemos de las recompensas de vivir dentro de su ley.
PARA DIALOGAR: ¿No es Dios maravilloso por habernos dado su Palabra, no para hacernos daño, sino para protegernos? ¿Cuál es el bien que produce en nosotros las leyes de Dios?
PARA ORAR: Señor, gracias por todas las buenas razones por las que nos diste tus mandatos. Gracias porque tus reglas nos protegen y recompensan.
PARA HACER: Cuando quieras evadir hoy alguna regla, anótala en un papel. Luego escribe tres razones por las que esa regla existe.