Lectura bíblica: Mateo 5:13-16
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres. Mateo 5:16
¿¿¿Qué??? ¿Contarle a otros acerca de Jesús? piensas. ¿No tengo que ser un pastor o un misionero para poder hablar de Jesús? Quiero decir, necesito conocer mejor la Biblia. Y además, tengo que ser muuucho más maduro. Nadie escucha a un chico pequeño como yo. Y el problema más grande es éste: Hago un montón de cosas mal. Tengo que mejorar mucho antes de poder hablar acerca de Cristo. Sin ir más lejos, mi hermano me dijo algo que no me gustó y le di un puñetazo.
El temor de que no-soy-bastante-bueno quizá no sea la única actitud equivocada que te impide hablar acerca de Jesús. Algunos tienen el temor de me-van-a-rechazar. Esperan reacciones feas si hablan de Cristo, así que se quedan con la boca cerrada. Otros tienen el temor de yo-no-puedo-hacer-esto. Piensan que se les va a paralizar la lengua si mencionan a Jesús, así que ellos mismos se la paralizan.
Sabes que el concepto que tienes de ti mismo es crucial en tu relación con Dios. Pero saber que eres digno de ser amado, valioso y capaz tiene que ver también con estar seguro de que puedes ser parte de la obra emocionante de Dios en el mundo.
Si te crees que no eres “bastante bueno” para testificar de Cristo, piensa en cuánto te ama Dios. Cuanto más te veas a ti mismo como te ve Dios —aceptado, perdonado, creado a su imagen— menos dejarás que tus imperfecciones sean una barrera para compartir lo que sabes acerca de Jesús. Si Dios te tiene que esperar hasta que seas completamente maduro antes de enviarte a testificar del evangelio, ¡tendría que esperar hasta que estés en el cielo!
Si le tienes miedo a las reacciones negativas que pudieras recibir al testificar, piensa en lo que vales para Dios. Preocuparte demasiado de lo que otros piensan de ti puede significar que tienes un concepto bajo del verdadero valor que Dios te adjudica. ¿A qué le tienes miedo? Aun cuando todos se nieguen a escucharte, ¡sigues siendo de valor para el Rey del universo!
Si te preocupas de que podrías decir algo equivocado cuando testificas, confía que Dios te dará la capacidad que necesitas. Si tienes miedo de hacerte lío cuando hablas, le estás diciendo a Dios: “Tú sí que hiciste mal las cosas cuando me creaste, porque no sirvo para esto”.
Testificar no empieza con lo que dices o lo bien que lo dices. Empieza con saber quién eres en Cristo. Eres el hijo amado de Dios, único y útil para él tal como eres.
PARA DIALOGAR: ¿Algún temor como los mencionados te impide hablar de Cristo? ¿Hay algo en la manera en que te ves a ti mismo que necesitas que Dios arregle?
PARA ORAR: Señor, queremos compartir nuestra fe de la mejor manera posible, y te dejaremos los resultados a ti.
PARA HACER: Si siempre te ha dado miedo compartir tu fe, habla con un cristiano maduro acerca de cómo puedes vencer tus temores.