Lectura bíblica: 1 Corintios 15:21-23
Así también en Cristo todos serán vivificados. 1 Corintios 15:22
Tex era muy rico y un hombre muy querido en su comunidad. Cuando murió y se leyó su testamento, la familia encontró los planes de Tex para su propio funeral. Más que ninguna otra cosa, quería ser enterrado en su posesión más preciada: el Rolls Royce convertible, bañado en oro y adornado de diamantes que valía más de un millón de dólares. La familia de Tex lo quería muchísimo así que siguieron sus planes al pie de la letra.
Llegó el gran día y todo el pueblo salió a la calle para ver el espectáculo. El cortejo fúnebre a través del pueblo hasta el cementerio incluía bandas de música y autos Cadillac llenos de gente importante. Pero la atracción principal era el brillante convertible. Tal como lo había querido, a Tex lo habían sentado en el asiento trasero en su traje más costoso. Le habían pegado los ojos para que permanecieran abiertos y arreglado la boca con una gran sonrisa. Al pasar el auto que manejaba un chofer, la gente vitoreaba a Tex y lo aplaudía a más no poder.
Mientras tanto, en las vías del tren, un extraño saltó de un tren de carga esperando poder conseguir algo de comer en el pueblo. Atraído por la algarabía en la calle principal, se abrió paso para ver qué pasaba. Al ver las bandas de música y los autos llenos de gente importante, el hombre dio un largo silbido de admiración.
Y cuando apareció el Rolls Royce de oro, los ojos del extraño parecían salírsele de las órbitas. Cuando vio al grandioso pasajero posado en el lujoso convertible y oyendo el aplauso caótico del gen- tío, no pudo contener más su entusiasmo. Señalando a Tex, exclamó a los que lo rodeaban:
—¡Eso sí que es saber vivir!
No tenía idea de lo que estaba pasando, ¿no es cierto? Tex tenía toda la apariencia de estar viviendo la buena vida, pero aunque desfilaba en su Rolls Royce, no podía haber estado más muerto.
Como cristianos, estamos emparentados con Jesucristo, quien venció la muerte. Él tiene una nueva vida planeada para nosotros que es mucho mejor que estar sostenido para un desfile.
La muerte física no es el final para nosotros. La resurrección de Cristo se encargó de eso. Cuando confiamos en él, la resurrección de Cristo nos resucitó espiritualmente, Jesús nos prometió vida eterna con él en el cielo. Pero cuando Jesús regrese a la Tierra, el poder de su resurrección nos resucitará físicamente. De algún modo encontrará cada parte de lo que una vez fuimos nosotros y transformará nuestros restos en un cuerpo glorioso como el suyo (ver Filipenses 3:21). Así como Cristo salió con vida de su sepultura, estamos seguros de que nosotros también saldremos de la nuestra con vida. Es tan seguro como la Pascua.
PARA DIALOGAR: En serio, ¿qué esperas que suceda cuando mueras? ¿De qué manera te asegura la resurrección de Cristo que la resurrección tuya será una realidad?
PARA ORAR: Gracias, Señor, porque quieres que vivamos contigo después de la muerte. Gracias por el poder de la resurrección de Jesús que hace posible la resurrección para cada uno de nosotros.
PARA HACER: ¡Cuéntale a un amigo esta verdad increíble!