Lectura bíblica: Mateo 6:19-21
No acumuléis para vosotros tesoros en la tierra… Acumulad para vosotros tesoros en el cielo. Mateo 6:19, 20
La historia de Emilio comienza con quioscos de limonada. No sólo un quiosco, sino toda una cadena de quioscos.
A Emilio le encantaba el ruidito de su alcancía cuenta monedas. Y un verano cuando el Sol estaba más sofocante que nunca y los vecinos de su pueblo sufrían muchísimo del calor, tuvo una idea. Una idea llena de centavitos. En la esquina de la calle principal de su querido pueblo, Emilio puso un quiosco para vender limonada. Como la gente estaba muerta de calor, vendió limonada a barrilazos. Porque su limonada era tan rica y el Sol estaba tan fuerte, podía venderla a un precio alto. Y así lo hizo.
Pero Emilio recién empezaba. Al poco tiempo puso quioscos en distintas calles. Empleó a otros chicos para que sirvieran la limonada mientras él la hacía, la llevaba a los quioscos y corría de vuelta a casa con las ganancias. Al poco tiempo era el rey de la limonada, sin rivales en el pueblo.
Emilio estaba ayudando a aplacar la sed de sus vecinos, pero no era eso lo que le interesaba. Lo único que le interesaba era el garaje lleno de cosas que se había comprado con su dinero. No que las disfrutara tanto. Lo único que le importaba a Emilio era tener más y más.
Tema para comentar: ¿Alguna vez eres como Emilio? ¿Alguna vez lo único que te importa es tener más y más?
Es normal querer tener cosas buenas. El secreto es querer las mejores cosas.
Es fácil pensar como Emilio, que las mejores cosas que puedes tener son cosas como discos compactos, ropas, autos, juegos de vídeo, equipo deportivo, equipo para la computadora y más. Pero, ¿te has detenido a pensar dónde estarán esas cosas dentro de un año? La ropa habrá pasado de moda, el equipo electrónico será obsoleto y los juegos de vídeo un aburrimiento total. Y en algunos años, todo se habrá convertido en polvo.
Si lo único que tienes para mostrar de tu trabajo son “cosas”, no tienes mucho que mostrar. Pero tienes la oportunidad de hacer una elección más sabia: invertir tu tiempo y tus esfuerzos en tesoros que duren más que un par de años.
Los tesoros que duran para siempre son las relaciones estrechas y cariñosas que tenemos con otros, el tipo de relaciones que dan como resultado que confíen en Cristo y se desarrollen como sus discípulos. Estos son tesoros que nunca perderán su valor ni pasarán de moda. ¡Y esa es una oportunidad de invertir que no puedes pasar por alto!
PARA DIALOGAR: ¿De qué manera puedes invertir tu tiempo en tesoros que duren?
PARA ORAR: Señor, ayúdanos a invertir sabiamente nuestra vida en cosas que tienen valor eterno.
PARA HACER: ¿Qué cambios necesitas hacer en el modo como inviertes tu tiempo? ¡Invierte hoy algo de tiempo y energía en un amigo!