Dar hasta que duela


Tiempo de lectura: 3 min

Lectura bíblica: Marcos 12:41-44
Porque todos han echado de su abundancia; pero ésta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento. Marcos 12:44
Ester tenía edad como para haber sido una abuela, pero nunca se había casado ni había tenido hijos. Vivía sola en una casa pequeña. En público, era tan tímida que muchas veces ni se daban cuenta de que estaba presente; no obstante, era una fiel creyente que rara vez faltaba a los cultos de su pequeña iglesia. Cada vez que el pastor, su esposa o sus hijos tenían un cumpleaños, Ester les presentaba silenciosamente una tarjeta de cumpleaños con un regalo de dinero. Los chicos recibían unos pocos pesos, y el pastor y su esposa siempre encontraban una linda suma con sus tarjetas. Cuando el pastor y su familia se iban de vacaciones, Ester siempre les daba otra tarjeta con un poco más de dinero.
Con el correr del tiempo, el pastor se mudó a otra ciudad. Años después se enteró de que Ester había enfermado y fallecido. Luego vino la noticia asombrosa. Ester había estado viviendo con una escasa entrada mensual, ¡casi nada! Una de las personas más generosas de la iglesia apenas tenía dinero para comprar comida y ropa. Pero daba a otros como si fuera rica, igual que la viuda en el relato de Marcos.
Tema para comentar: ¿Puedes recordar ocasiones cuando querías dar pero creías que lo que tenías no te alcanzaba? ¿Qué te enseña el ejemplo de Ester?
El Nuevo Testamento nos muestra un principio importante relacionado con dar. Podrías llamarlo “la política de la mano abierta”, y puedes verlo por todas partes. Lucas lo dice de esta manera: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, sacudida y rebosante se os dará en vuestro regazo” (Lucas 6:38).
La política de la mano abierta tiene dos puntos principales:
Dale lo que sea que tengas al que lo necesita. Si tu amigo en la iglesia no tiene ni un centavo para ir al campamento bíblico, puedes romper tu alcancía y darle los pesitos que estabas ahorrando. O si alguna familia en tu comunidad pierde todo en un incendio, puedes darle algo de tu ropa al chico de esa familia que es de tu tamaño.
Confía en que Dios te dará cuando das generosamente a otros. “Qué bueno”, puedes estar pensando, “voy a dar más para recibir más”. Eso no es exactamente lo que significa Lucas 6. Cuando das sin pensar en que recibirás por eso algo —y especialmente sin esperar que Dios te va a recompensar— entonces Dios se complacerá en sorprendente derramando sus dones y bendiciones sobre tu vida.
No tienes que ser rico para abrir tu mano y dar con generosidad. Lo que requiere es práctica.
PARA DIALOGAR: ¿De qué forma Dios ha sido generoso contigo? ¿Qué estás haciendo para abrir tu mano y dar con generosidad?
PARA ORAR: Señor, ayúdanos a ser tan generosos con los demás como tú lo has sido con nosotros.
PARA HACER: Saca un billete o dos y pídele a Dios que te muestre dónde esa suma puede ser de más provecho que en tu bolsillo. Luego espera y ¡deja que Dios te sorprenda al mostrarte las recompensas de abrir tu mano y dar con generosidad!


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