Lectura bíblica: 2 Tesalonicenses 2:13-17
Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, por la santificación del Espíritu y fe en la verdad. 2 Tesalonicenses 2:13
Un ladrón se acerca apurado a la ventanilla de un banco.
—Ponga el dinero en la bolsa, señorita —gruñe.
—Imposible —dice la cajera—. La gente pone su dinero en el banco para que esté seguro.
—Quiero el dinero —insiste él—. ¡Démelo inmediatamente!
—Pero, ¿por qué se lo voy a dar a usted?
—He decidido que puedo determinar por mí mismo el bien y el mal. He llegado a la conclusión que es realmente algo muy bueno robarle el dinero a los bancos.
—Bueno, si ese es el caso, ¿por qué no lo dijo antes? Usted lo ha reflexionado y ha determinado por sí mismo el bien y el mal. Qué notable.
La cajera llama a los guardias:
—Francisco, Carlos, ¿pueden hacer el favor de ayudar a este hombre a cargar el dinero en su auto? Y luego la empleada se dirige a los clientes del banco.
—Amigos, quiero presentarles al Señor… ummmm… ¿cómo dijo que se llama?
—Fulano —él tartamudea—. Fulano de Tal.
—Fulano de Tal estará vaciando nuestras cajas fuertes hoy. ¡Démosle un gran aplauso!
No guardarías tu dinero en un banco que deja que alguno entre y demande tu dinero por la simple razón que se cree que es correcto hacerlo. Pero créase o no, ¡algunos piensan que ese es el modo de determinar lo que es bueno y lo que es malo!
Los cristianos creen que conocen las reglas correctas, reglas que se aplican a todos. No obstante, no basta con que los cristianos digan: “Sabemos las reglas bajo las cuales todos deben vivir”. Necesitamos comprender de dónde proceden estas reglas y por qué son realmente las mejores.
Podemos estar seguros de la diferencia entre lo bueno y lo malo porque las reglas que gobiernan el universo proceden de una sola fuente: Dios. Y son perfectas porque él es perfecto. Dios es tan recto, tan justo, tan veraz que sólo él establece las normas del bien y del mal, de la justicia e injusticia, y de la verdad y la mentira.
Sabemos que el amor es bueno y el odio es malo porque Dios es amor. La honestidad es buena y la mentira es mala porque Dios es honesto. La pureza es moral y la impureza es inmoral porque Dios es puro.
Lo que Dios nos dice acerca de lo bueno y lo malo es absoluto: se aplica a todas las personas, en todos los tiempos y en todos los lugares. Nos ama demasiado como para mandarnos hacer algo que no sea lo mejor.
PARA DIALOGAR: ¿Por qué es la norma de Dios acerca del bien y del mal la que debes seguir? ¿Cómo se lo explicarías a un amigo?
PARA ORAR: Señor, el mundo nos da toda clase de normas para juzgar las acciones y las ideas. Sabemos que tú eres el juez perfecto de lo que es bueno y correcto.
PARA HACER: Fíjate hoy en las maneras como la gente descarta las reglas de Dios acerca del bien y el mal. ¿Qué podrías decir para cambiar su manera de pensar?