Cerebro sin igual


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Lectura bíblica: Proverbios 2:6-11
Entonces entenderás la justicia, el derecho y la equidad: todo buen camino. Proverbios 2:9
Pedrito, de dos años, miró enojado a su mamá.
—Galleta —dijo.
La mamá le explicó por qué no podía comer otra galletita dulce. No quería que le doliera la pan- cita. Y su cuerpo necesitaba comida buena. Aunque Pedro no entendió todo, sabía que su mamá lo quería. Tomó la zanahoria que le ofreció y siguió muy contento jugando con las ollas en el gabinete.
La Palabra de Dios no sólo nos lanza un montón de “esto no y esto sí”. Dios nos abraza fuertemente. Hasta donde nuestro cerebro pueda entender, nos explica por qué es bueno obedecerle.
Al leer la Palabra de Dios no tienes que esforzarte mucho para encontrar las promesas increíbles a los que buscan la sabiduría de Dios y aprenden a ponerla en práctica. Sin ir más lejos, en el pasaje bíblico de hoy oyes cómo da discernimiento a los rectos. Rodea con un escudo de protección a todos los que lo siguen.
Pero una de las mejores características de la sabiduría de Dios es que no te lleva pataleando y gritando, obligándote a obedecer. Anhela persuadir tu mente y ganar tu corazón. Desea que andes en sus caminos porque quieres hacerlo.
Escucha estas promesas:

  • La sabiduría conquistará tu corazón.
  • El conocimiento te dará alegría.
  • Podrás escoger siempre el curso de acción apropiado

Dios quiere que uses tanto tu mente como tu corazón para descubrir su sabiduría. Quiere que comprendas las razones de sus reglas.
Entonces haz esta prueba: Escríbete a ti mismo una nota confidencial. A la izquierda, escribe un mandato específico de Dios que realmente quieres obedecer, por ejemplo, obedecer a tus padres (ver Colosenses 3:20), decir la verdad (ver Efesios 4:25), ser bueno con tu hermano o tu hermana (ver Efesios 4:32), y poner todo de tu parte para cumplir tus tareas escolares (ver Colosenses 3:23). A la derecha, apunta todas las razones para obedecer ese mandato.
No puedes contar con un razonamiento claro y creativo cuando no estás seguro de por qué hacer cierta cosa es bueno. Pero establecer tus razones de antemano es una manera fantástica de lograr que la sabiduría entre en tu corazón. Y cuando haces eso, Dios tiene otra promesa para ti: “La discreción y la inteligencia”, dice, “serán tus constantes protectoras” (Proverbios 2:11 DHH).
PARA DIALOGAR: ¿De qué manera obra Dios en ti para que te complazcas en obedecerle? ¿Preferirías que te obligara a cumplir sus reglas?
PARA ORAR: Señor, muéstranos cómo podemos adquirir tu sabiduría y dejar que ella convenza a nuestro corazón y a nuestra mente.
PARA HACER: Trata de escribir la nota descrita anteriormente. ¡En serio!


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