Lectura bíblica: 1 Corintios 6:19, 20
Glorificad a Dios en vuestro cuerpo. 1 Corintios 6:20
La mamá de Lalo se queda mirándolo con la boca abierta por lo que acaba de decir su hijito de cinco años.
—Querido, ¿sabes lo que significa esa palabra?
Lalo mueve negativamente la cabeza.
—Bueno, es el nombre de una parte del cuerpo de los varones —dice mamá—, pero no es un nombre bueno. Tú sabes el nombre que usa el doctor, ¿no es cierto? Sigamos usando ese nombre.
Dios tuvo una idea maravillosa cuando creó al ser humano. No nos hizo el alma para flotar en el aire. La acomodó en un cuerpo. Hizo algunas partes que son privadas. Y el cuerpo que nos dio merece todo nuestro respeto.
Efesios 5:29 dice: “Nadie aborreció jamás a su propio cuerpo; más bien, lo sustenta y lo cuida”. El problema es que algunos quieren a sus cuerpos de una manera equivocada. Quizá se privan de alimento o se hacen punzar distintas partes del cuerpo o se lo cortan. Otros abusan de las drogas, comen demasiado, nunca se levantan del sillón o se entregan a otros millones de placeres.
Dios tiene un plan mejor para tu cuerpo.
El apóstol Pablo tenía una pregunta importante para los creyentes en Corinto. “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que mora en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19). Si tu cuerpo es el templo de Dios, dijo Pablo, entonces debes usarlo para la gloria de Dios. Y es allí donde entra todo el respeto que se merece. Aquí van tres realidades para recordar sobre esto:
Tu cuerpo tiene que durar mucho tiempo. Siendo chico tienes oportunidad de cuidar tu cuerpo antes de que se te ponga fofo, o antes de que se te caigan los dientes. ¡Y de disfrutar de tu lindo cabello antes de quedarte calvo!
Tu cuerpo te pertenece a ti. Nadie tiene el derecho de dañar tu cuerpo. Nadie tiene ninguna razón para tocarte las partes cubiertas por tu traje de baño, con excepción del médico cuando te examina para asegurarse de que estás sano, o tus padres cuando te ayudan a bañarte.
Tu cuerpo pertenece a tu futuro esposo o esposa. Por supuesto que has notado la diferencia entre chicos y chicas. Dios te formó de esa manera, y te diseñó para que disfrutaras de estar cerca de tu cónyuge. Una manera increíblemente importante como puedes amar tu cuerpo es actuar de acuerdo con las reglas de Dios cuando se trata de relaciones entre chicos y chicas.
Dios hizo tu cuerpo para darte todo tipo de buenas sensaciones. Te hizo para que lo disfrutes en maneras que no te perjudiquen a ti ni perjudiquen a otros. Eso es amar tu cuerpo como Dios tuvo la intención que lo amaras. ¡Y es así como glorificas al Señor!
PARA DIALOGAR: ¿Conoces a personas que maltratan su cuerpo, descuidándolo o dándole todos los antojos? ¿Qué les pasa a estas personas con el paso del tiempo?
PARA ORAR: Señor, gracias por darnos nuestro cuerpo. Es un maravilloso regalo tuyo.
PARA HACER: ¿De qué manera quieres demostrar hoy tu amor por tu cuerpo?