Allá en el pueblo Soledad


Tiempo de lectura: 3 min

Lectura bíblica: Juan 15:12-15
Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:13
—No entiendo mi problema —dice Tamara con los ojos llenos de lágrimas—. Tengo amigos pero supongo que no son los que necesito. O quizá sea que no tengo bastantes. Nunca me veo obligada a sentarme sola en ninguna parte. Pero me siento sola aun cuando estoy con mucha gente. A veces no estoy segura de que haya alguien que me comprenda… o que quiera comprenderme. Ni mis maestros. Levanto la mano y parece que fuera invisible. Creo que si dejara de ir a la escuela, nadie lo notaría.
Si pudieras crecer sin sentirte nunca solo sería como pasar por la temporada de resfríos sin que te gotee la nariz. A veces puedes tener suerte. Pero tarde o temprano te vas a sentir como si tu nariz fuera un gotero gigante.
Al igual que la nariz que gotea, los sentimientos de soledad nos indican que algo no anda bien. Pero, ¿qué será lo que anda mal? La soledad puede hacerte sentir que no eres popular o atractivo. Pero en realidad tiene más que ver con un anhelo que Dios nos da de ser amados y aceptados. Esa es una necesidad profunda y sana, y todos la tienen. Cuando la necesidad no es satisfecha, nos sentimos solos.
La mayoría tratamos de librarnos de la soledad en una de dos maneras.

  • Primera manera: Nos portarnos como un gusano. Los gusanos tratan de superar su soledad escondiéndose de la gente. El que es así piensa: Me siento solo porque nadie me quiere. Lo más conveniente es que me esconda debajo de la tierra. Así que me quedo aquí debajo de la tierra. Nunca me voy a acercar a nadie.
  • Segunda manera: Se portan como un cachorro. Los perritos tratan de superar la soledad haciendo lo que sea necesario para conseguir que otros los quieran. El que es así piensa: Me siento solo porque nadie me quiere. Me voy a esforzar más. Haré lo que sea necesario para lograr que los demás me quieran, aunque significa hacer algo que no está bien.

No tenemos por qué actuar como un gusano, ni como un perrito. Sentirnos amados y aceptados comienza con nuestra relación con Jesús, quien es el único que puede satisfacer las necesidades más profundas de nuestra vida. Conversar con Jesús y leer acerca de él en la Biblia son pasos para cimentar nuestra amistad con él. Él dio su vida por nosotros, así que es evidente que él nos considera amigos por los cuales vale la pena morir (Juan 15:13). ¡Ese es el mejor consuelo que podemos encontrar cuando nos preguntamos si hay alguien que nos quiera!
PARA DIALOGAR: Cuando te sientes solo, ¿actúas como un gusano o como un cachorro? El hecho de saber que Dios te ama ¿cómo puede impedir que actúes de esa manera?
PARA ORAR: Señor, cuando nos sentimos solos, ayúdanos a recordar que tú nos amas más de lo que jamás nos podríamos imaginar.
PARA HACER: Toma hoy el tiempo para ser un amigo sincero de alguien que se siente solo.


Anterior

Siguiente