Lectura bíblica: Santiago 5:16-18
Confesaos unos a otros vuestros pecados, y orad unos por otros de manera que seáis sanados. Santiago 5:16
La chiquita de cinco años acababa de ordenar su cuarto. Le da un tironcito al vestido de mamá, ansiosa por salir a jugar.
—Ya terminé, mami —reporta.
—Si voy a tu cuarto, ¿qué crees que voy a decir? —pregunta la mamá.
La chiquita baja la mirada y traza un círculo con el dedo del pie, y corre nuevamente a su cuarto. Unos minutos después regresa.
—Ya terminé, mami.
—¿Puedo mirar debajo de tu cama? —pregunta mamá.
La chiquita frunce el ceño. Pero saca de debajo de su cama sus amigos peluches y los coloca en el estante donde deben estar. Ya está terminando cuando entra su mamá. ¿Y sabes qué? La habitación está perfecta.
Sea que tengas 3, 13 o 39 años quizá todavía estés tratando de salirte con la tuya cuando se trata de hacer lo que te mandan. Y te incomodas cuando los demás procuran descubrir la verdad.
“Rendir cuentas” es una frase de dos palabras que indica tener a alguien que bondadosa pero persistentemente te vigila para comprobar si estás haciendo lo que debes. Por ejemplo:
- Rendir cuentas incluye a tus maestros —los que enseñan una materia y te encargan tareas— que califican tu trabajo para asegurarse de que estás aprendiendo. Aprueban lo que hiciste o te obligan a volver a hacer el trabajo hasta que lo entiendes.
- Rendir cuentas incluye a personas como entrenadores y profesores de piano —personas que enseñan habilidades específicas— que te obligan a terminar volando una carrera corta y tocar las escalas para asegurarse de que has aprendido tus lecciones.
- Rendir cuentas incluye a tus padres —los que tienen el trabajo dado por Dios de criarte— que te cuidan para asegurarse de que los obedeces porque quieren que crezcas hasta ser un adulto que agrada a Dios y se lleva bien con la gente.
Los papás y las mamás, dicho sea de paso, no se salvan de rendir cuentas. Son responsables ante sus jefes y pastores, y otros papás y mamás.
¿Te das cuenta de cómo rendir cuentas te mantiene bien encaminado? Es una de las maneras como Dios te protege y obra para tu bien. Y ser responsable —sin rezongar, dar trancazos o pegar gritos—¡es un paso grande de crecimiento en tu vida cristiana!
PARA DIALOGAR: ¿Quiénes te piden cuentas en tu diario vivir? ¿Estás trabajando con —o en contra de— esas personas?
PARA ORAR: Señor, te damos gracias por incluir en nuestra vida a personas que nos ayudan a ser lo mejor que podemos ser.
PARA HACER: ¿Tienes problemas para rendir cuentas? Haz una lista de todos sus beneficios. Luego habla con Dios y pídele que te ablande el corazón de modo que puedas reaccionar correctamente ante quienes tienes que rendir cuentas.