Adelante, Jesús


Tiempo de lectura: 3 min

Lectura bíblica: 1 Corintios 1:21-25
Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. 1 Corintios 1:24
Había una vez un hombre de ciencia ya jubilado que viajaba de una universidad a otra para dar conferencias sobre su especialidad. Después de largas semanas de viajes el científico y Roberto, su chofer, se hicieron amigos.
El hombre de ciencia se cansó de dar mil veces la misma conferencia. Por eso un día —sabiendo que el chofer la había oído tantas veces que se la sabía de memoria— le pidió que diera la conferencia en su lugar.
Roberto lo hizo, y todo le fue de maravillas. Nadie sabía que el “hombre de ciencia” hablando al auditorio era el chofer y que el “chofer” sentado en la primera fila era realmente el hombre de ciencia. Hasta hubo un período de preguntas y respuestas, pero Roberto había oído a su patrón contestar tantas veces estas mismas preguntas que las contestó  todas a la perfección.
Pero después alguien hizo una pregunta nueva, una que Roberto no tenía idea cómo contestar.
—Esa es una buena pregunta —dijo muy seguro de sí mismo—, pero tiene una respuesta sencilla. Es tan sencilla que le voy a pedir a mi chofer que la conteste.
Haciendo una señal hacia la primera fila, agregó:
—Adelante, Roberto.
Roberto era sabio no por lo que sabía, sino por quien conocía. Sabía las respuestas porque había andado con el hombre de ciencia. Mientras tuviera a éste cerca, Roberto no tenía que preocuparse por nada.
Como creyente, quizá no parezcas tan sabio a los no creyentes a tu alrededor. Cuando alguien te hace preguntas difíciles acerca de Dios, quizá no siempre sepas las respuestas. Pero, ¿no es cierto que es un aliento saber que tienes un amigo cercano que sabe todas las respuestas? No sólo eso, sino que él es la respuesta. Se llama Jesucristo y Pablo lo llama “la sabiduría de Dios”.
Así como Roberto el chofer andaba siempre con el hombre de ciencia y aprendió de él, necesitas tomarte el tiempo para aprender de Jesús. Eso significa leer la Biblia y escuchar a tus padres, al pastor y a los maestros de la Escuela Dominical cuando hablan del Señor.
Aunque no siempre sepas contestar las preguntas difíciles, puedes saber que Jesús siempre está contigo. Sencillamente mira en su dirección y di: “Adelante, Jesús”.
PARA DIALOGAR: ¿Te ha hecho alguien alguna vez una pregunta acerca de Jesús que no pudiste contestar? ¿De qué manera te ayuda saber que La Respuesta está siempre contigo?
PARA ORAR: Señor, ayúdanos a aprender a conocerte mejor de modo que podamos contestar las preguntas que hacen nuestros amigos. Gracias porque siempre sabes las respuestas.
PARA HACER: Menciona la pregunta acerca de tu fe que te resulta más difícil. ¡Dedícate a investigar la  respuesta!


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