Lectura bíblica: Génesis 2:18-23
No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea. Génesis 2:18
Después de un día terrible en la escuela, Graciela se tiró en la cama y escribió estas palabras tristes en su diario:
Me sentí muy sola hoy en la escuela. En el recreo, Lidia se burló de mi blusa. Dijo que era un trapo. Levantó tanto la voz que todos la oyeron. No supe qué hacer, así que salí corriendo y me escondí detrás del edificio. Me mantuve apartada el resto del día. ¿Alguna vez podré sentir que tengo una amiga?
No todas las chicas escriben en un diario cuando se sienten solas. A muchos varones nunca se les ocurriría escribir lo que sienten, ni en secreto. Pero es un hecho: Algunas veces todos nos sentimos solos. Aun cuando nos gusta estar solos, no nos gusta sentir que nos marginan. Nos disgusta cuando se burlan de nosotros. Queremos amigos con quienes hablar de nuestras ideas, nuestros sueños y de nuestros problemas. Nos atraen las personas que nos hacen sentir apreciados y amados.
De eso leíste en el pasaje bíblico de hoy. Después de que Dios creó a Adán dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” (Génesis 2:18). Adán habrá contemplado con admiración a todos los animales fantásticos, las robustas plantas y el hermoso paisaje que Dios había hecho. Pero, a pesar de todo, se sentía solo. Adán necesitaba alguien como él. Por eso es que Dios creó a Eva. La hizo para que fuera la amiga más íntima que Adán pudiera tener.
Necesitar amigos humanos es normal. Es así como nos hizo Dios.
Pero aun antes de que Adán tuviera a Eva, tenía a Dios. Y después de haber creado a Adán y Eva, a Dios le gustaba estar en el jardín del Edén para conversar con ellos.
En la actualidad pasa lo mismo con los seres humanos. Dios nos brinda personas que pueden ser nuestros amigos íntimos y pueden quitarnos la soledad. Pero no quiere que seamos amigos íntimos sólo con otras personas, porque a veces nuestros amigos humanos nos decepcionan. Quiere que seamos amigos íntimos de él.
Cuando nos sentimos solos, el mejor remedio para nuestra soledad es conocer a Jesucristo. Dios envió a Jesús a la Tierra para que pudiéramos estar seguros de que nos ama. Jesús es el amigo con quien podemos hablar todos los días, aun cuando no haya nadie con nosotros. Y podemos confiar en que Jesús está con nosotros dondequiera que vayamos cada día. (Puedes comprobar esta verdad en Mateo 28:20).
Necesitas a los demás, pero sobre todo necesitas a Jesús. Y Jesús quiere ser tu mejor amigo siempre.
PARA DIALOGAR: ¿De qué modo te ha hecho alguien sentirte solo? ¿De qué manera te ha hecho sentirte querido? ¿Cómo es posible acercarte a Dios cuando te sientes solo?
PARA ORAR: Señor Jesús, te damos gracias porque cuando nos sentimos solos tú siempre estás cerca, y siempre eres nuestro mejor amigo.
PARA HACER: Cuando te sientas solo hoy, dale gracias a Jesús por ser tu mejor amigo.